Quinta parte: Casos emblemáticos, del mundo real a la ficción
- Patricia Gutierrez
- 3 abr
- 4 Min. de lectura
A lo largo de la última década, numerosos incidentes cibernéticos han marcado hitos por su escala o novedad, enseñándonos valiosas lecciones. A continuación repasamos brevemente algunos de los casos emblemáticos más relevantes, comparándolos en ocasiones con elementos de la serie Zero Day, para extraer aprendizajes aplicables:
Stuxnet (2010) – Considerado el primer ciberataque con efectos físicos devastadores, Stuxnet fue un gusano informático creado para sabotear el programa nuclear de Irán.
Infectó los sistemas de control industrial (SCADA) de la planta de enriquecimiento de uranio en Natanz y provocó la destrucción de aproximadamente 1.000 centrifugadoras al alterar sutilmente su velocidad de giro fuera de rangos seguros.
Lo notable es su complejidad: Stuxnet explotó cuatro vulnerabilidades zero-day en Windows, usó certificados digitales robados para parecer software legítimo, y se propagó inicialmente vía USB para saltar la desconexión de las redes industriales (air gap).
Fue detectado por analistas en junio de 2010 y atribuido conjuntamente a EE.UU. e Israel (aunque nunca reconocido oficialmente), marcando un antes y después en la ciberguerra.
En Zero Day, el ataque inicial recuerda a Stuxnet en el sentido de que es multi-vector (afecta sistemas industriales, comunicaciones y civiles simultáneamente) y demuestra cómo una APT bien planificada puede superar la seguridad tradicional de un país.
Ataque a Dyn® (2016) – Uno de los mayores ataques de denegación de servicio distribuido (DDoS) registrados tuvo lugar en octubre de 2016 contra Dyn®, una empresa que gestionaba servicios DNS fundamentales para gran parte de Internet.
Los atacantes utilizaron la botnet Mirai, conformada por más de 100.000 dispositivos IoT infectados (cámaras, routers domésticos, etc.), para enviar un torrente de tráfico de hasta 1,2 Terabits por segundo a los servidores de Dyn®.
Como consecuencia, sitios como Twitter®, Spotify®, Amazon®, Netflix® y otros quedaron inaccesibles en Europa y EE.UU. durante horas, ya que sus nombres de dominio no podían resolverse por la saturación de Dyn®.
Fue un despertar brusco sobre la inseguridad del IoT: Mirai aprovechó credenciales predeterminadas débiles en dispositivos de baja gama. Tres jóvenes universitarios detrás de Mirai fueron identificados y enfrentaron consecuencias legales, pero su código fuente fue publicado y dio origen a variantes posteriores.
Zero Day lleva al extremo este concepto al mostrar un ataque que deja sin Internet y sin electricidad a un país entero durante un minuto, algo que en la realidad sería muy difícil pero conceptualmente involucra saturar o inutilizar infraestructuras clave (DNS, BGP, ICS) simultáneamente – Dyn® demostró que disrupciones amplias son posibles si se acierta en el objetivo crítico.
Ataque de cadena de suministro a SolarWinds® (2020) – A fines de 2020 se reveló que atacantes (identificados como el grupo APT29 vinculado a la inteligencia rusa) lograron comprometer el proceso de compilación de Orion, un popular software de monitoreo de red de la empresa SolarWinds®.

Insertaron sigilosamente código espía en una actualización de Orion liberada en primavera de 2020, la cual fue instalada por unos 18.000 clientes en todo el mundo. Entre las víctimas se contaron múltiples agencias del gobierno de EE.UU. (Departamento del Tesoro, Seguridad Nacional, etc.) y grandes corporaciones tecnológicas.
El malware (Sunburst) otorgaba a los operadores remotos acceso a los sistemas de las víctimas, permitiéndoles espionaje a gran escala durante muchos meses hasta su descubrimiento en diciembre. Se considera “uno de los ataques más generalizados y sofisticados de la historia contra el gobierno de EE.UU”.
En Zero Day, la dimensión de conspiración interna refleja que a veces la amenaza puede provenir de entes confiables – en la serie, la empresa de tecnología Kidder® había distribuido actualizaciones de apps móviles con el virus Zero Day preinstalado, un paralelismo con el caso SolarWinds® (actualización troyanizada propagada masivamente).
Estos casos (entre muchos otros, como Sony Pictures® 2014 por motivos geopolíticos de Corea del Norte, Equifax® 2017 ejemplificando la explotación de un parche no aplicado, o JP Morgan® 2014 mostrando que incluso un banco con buen presupuesto puede perder datos de 83 millones de clientes por una configuración errónea) nos enseñan que ningún sector está a salvo y que las consecuencias de un ciberataque pueden ser profundas y de largo alcance.
La serie Zero Day amalgama elementos de varios de ellos: un ataque de día cero tipo Stuxnet/Industroyer contra infraestructura, la infiltración estilo SolarWinds®/Kidder® en software ampliamente utilizado, motivaciones híbridas político-empresariales reminiscentes de Sony o de sabotajes industriales, y efectos sociales comparables a NotPetya o Colonial.
La moraleja común es que la preparación y aprendizaje de incidentes pasados es fundamental. Cada organización debe preguntarse “¿qué haría si me sucediera un Colonial? ¿y un NotPetya? ¿y un SolarWinds®?” y luego cerrar las brechas identificadas.
En síntesis, los casos reales confirman que las amenazas descritas no son hipotéticas – ya están ocurriendo. Si no actuamos con diligencia, corremos el riesgo de que la ficción de Zero Day se transforme en titulares de noticias.
Referencias
[12] WeLiveSecurity. (2017, junio 20). Sistemas industriales en la mira. WeLiveSecurity.[13] CyTe - Infosec Technology Newsletter. (2021, enero). SolarWinds Hack: Análisis y consecuencias en ciberseguridad. CyTe.
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